Yo también puedo decir con legítimo orgullo que ‘los libros fueron
mis pájaros y mis nidos, mis animales domésticos, mi establo y mi campo’. Para
mí la biblioteca ha sido, como para Sartre, ‘el mundo atrapado en un espejo’.
Por eso contemplo con cierto preocupado escepticismo esas proclamas más o menos
elegíacas que nos hablan de la muerte inminente de estos compañeros del alma.
Los profesionales de la catástrofe y los apóstoles del progreso coinciden en
afirmar que los avances en el ámbito de las comunicaciones electrónicas
acabarán expoliando ese templo tan costosamente erigido a lo largo de los
siglos. Jamás he participado de esta visión fatalista y lúgubre; como Humberto
Eco, pienso que las nuevas tecnologías están difundiendo una nueva y pujante
forma de cultura, pero se muestran incapaces de satisfacer todas nuestras
demandas intelectuales.
Habría que analizar los perjuicios o pérdidas que nos inflige la lectura
electrónica. La digitalización de textos, las redes y foros interactivos han
conseguido liberarnos de las ‘ataduras’ del libro, pero han devaluado nuestra
especial actitud ante el lenguaje; a nadie se le escapa que las palabras leídas
o escritas en la pantalla de un ordenador poseen un estatuto menos estable que
las palabras inamovibles de un libro.
Existe, además, una razón primordial por la que el libro mantendrá siempre
su supremacía sobre la lectura electrónica. Se trata de su condición de abrigo
para el espíritu, de esa especial disposición para trascender y explicar el
tiempo y garantizarnos ‘un porvenir tan tranquilo como el pasado’. Como muy
bien entendió Proust- la lectura deja libre la conciencia para la introspección
reflexiva. La aventura de leer un libro nos proporciona el incalculable gozo de
aprehender y comprender nuestra vida. Esta sensación de clarividencia explica,
por ejemplo, ese curioso fenómeno que todo lector verdadero ha experimentado:
con frecuencia nos ocurre que tratamos de evocar en vano el asunto de un libro
que nos hizo felices en el pasado, y, sin embargo, ¡cuán vívidamente recordamos
el estado de ánimo, el clima espiritual en que la lectura de dicho libro nos
instaló, proyectándose como una reminiscencia hacia el futuro!
Creo, con cierta certeza, que este
sutilísimo consuelo espiritual que alumbra nuestros días solo nos lo puede
procurar un libro, jamás un artilugio electrónico. Los libros siempre han
propendido a ocupar un recinto sagrado; no me refiero ya a las populosas y
exactas bibliotecas, sino al recinto más sagrado del alma humana. No puedo
concebir a un hombre libre deshabitado de libros; sería tanto como imaginarlo
desposeído de alma, extraviado en los pasadizos lóbregos de un mundo que no
comprende.
Juan Manuel de Prada. Vindicación
del libro (texto adaptado)
El autor comienza centrándose en el tema
que va a ocupar su reflexión: la sustitución de los libros tradicionales por
las nuevas posibilidades que ofrecen las tecnologías. A partir de él, y dando
una serie de razones, acabará llegando a una conclusión.
Vamos a buscar cada una de estas partes
dentro del texto:
1. Presentación del tema:
Ocupa el primer párrafo. El autor habla de la importancia
que han tenido siempre los libros para él y sitúa el tema principal: las
premoniciones de cierto tipo de personas que defienden que los libros acabarán
desapareciendo y sustituyéndose por las comunicaciones electrónicas, idea con
la que el autor está en total desacuerdo.
2. Argumentos:
·
Argumento de autoridad: Como Umberto Eco,
"pienso que las nuevas tecnologías están difundiendo una nueva y pujante
forma de cultura, pero se muestran incapaces de satisfacer todas nuestras
demandas intelectuales".
·
Los libros electrónicos infligen pérdidas
importantes tales como la inferioridad lingüística.
·
Argumento de autoridad: Como afirma Proust,
"la aventura de leer un libro nos proporciona el incalculable gozo de
aprehender y comprender nuestra vida".
·
Porque la lectura de los libros nos hace revivir
gratos momentos de nuestro pasado y trasladarlos hasta nuestro futuro. Porque
el consuelo espiritual solo puede proporcionarlo un libro, jamás un
"artilugio electrónico".
3. Conclusión:
No es posible imaginarse un mundo sin libros; sería tal y
como pensar que pudieran existir hombres sin almas.
¿Consigue el autor convencer, de esta
forma, sobre la superioridad de libro sobre las nuevas comunicaciones
tecnológicas?
No olvidemos que eso dependerá, en buena medida, del
receptor. Es decir, si a ti no te gusta nada la lectura, si consideras que leer
es una pérdida de tiempo, si un libro no te ha producido nunca ninguna
satisfacción porque tu experiencia con ellos no ha sido la más adecuada y si,
además, eres un acérrimo defensor de las posibilidades de las Nuevas
Tecnologías, a Juan Manuel de Prada le va a resultar terriblemente difícil
convencerte. Sin embargo, si tu actitud es más abierta, si te gusta la lectura
y, al mismo tiempo disfrutas de las innovaciones tecnológicas, es probable que
entiendas perfectamente el planteamiento que hace aquí el autor.
En cualquiera de los casos, lo que es cierto es que el
escritor ha empleado siempre argumentos válidos para defender su tesis, nos
convenzan o no de ella. Ha evitado las falacias, de las que ya hemos hablado y
se ha manifestado siempre respetuoso con el lector.
En el texto, se combinan dos tipologías textuales: la
argumentación y la exposición. Como ya sabes, resultaría muy difícil, si no
imposible, defender una idea (tesis) si antes no se ha explicado mínimamente
(exposición de la misma). La parte expositiva coincide, en gran medida, con la
introducción.
¿Qué recursos lingüísticos se han
empleado en este texto?
En este caso, hay un predominio casi absoluto de la primera
persona del singular (yo creo, puedo decir, para mí...). De esta forma, el
autor consigue ser, junto con el libro, protagonista indiscutible de su
argumentación.
Subjetividad. Observa los adjetivos que emplea para
describir a aquellos que consideran que los libros están a punto de
desaparecer: "visión fatalista y lúgubre" "incapaces"... y
a las nuevas formas de comunicación electrónica: perjudiciales (perjuicios),
menos estable... Frente a ellos, los libros tradicionales ejercen su
"supremacía", garantizan un futuro "tranquilo", son un
"abrigo para el espíritu"...
Empleo de elementos discursivos: por eso, en principio,
además...
Sencillez expositiva.
Predominan las oraciones enunciativas.
TEXTO TOMADO DE http://e-ducativa.catedu.es/
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