Texto: Editorial sobre la imagen femenina. El País.(10/02/2008)
“¿Cómo es posible que la inmensa mayoría de las
chicas con delgadez severa estén satisfechas con su imagen? Este revelador
dato, incluido en el estudio hecho por el Ministerio de Sanidad en busca de la
unificación de las tallas de ropa de las mujeres, da una clara idea de la
influencia que la estética de las modelos y de la publicidad tiene en la
población femenina, especialmente en el sector más vulnerable: el de las más
jóvenes. Porque la delgadez, severa o moderada, está concentrada, según el
mismo estudio, en las chicas de menos de 19 años, otro dato preocupante. Muchas
mujeres que siguen el dictado de la moda, aunque no sea al pie de la letra, no
pueden evitar ver ahora algo gruesa, por ejemplo, a la modelo Cindy Crawford en
sus famosos vídeos de gimnasia de hace 20 años, aunque entonces la vieran
estupenda. El dictado de la moda cambia nuestros gustos estéticos, los de las
mujeres y los de los hombres, de manera casi imperceptible pero real. La
sociedad se ha acostumbrado a una estética femenina que ya no es sólo
sacrificada para las mujeres y ensalza de forma desproporcionada los valores
estéticos frente a otros, sino que es también insalubre. Tras la necesaria
iniciativa emprendida por Sanidad, hace falta abordar otras. La primera, la
revisión de la publicidad. No se trata de promover medidas en exceso
reglamentaristas, pero una vez que se ha comprobado que el dictado de la moda
provoca situaciones que ponen en riesgo sanitario a muchas mujeres, sí se trata
de poner freno a la dictadura sin control de los cánones dominantes. En las
tiendas de muchos grandes modistos, los dependientes hacen gala a menudo de no
tener ni siquiera tallas normales (una 42, por ejemplo) y es frecuente que en
la 40 no quepa una mujer que use esta talla normalmente. Pretenden seguramente
que sólo luzcan su ropa las elegidas, por la talla. Una vez que éstas se
unifiquen se podrá señalar con el dedo a quienes sólo busquen vestir a las
delgadas, a los que hagan caso omiso de los costes que tiene esta estética para
la sociedad, pero también a los que ajusten las tallas a las mujeres y a los
hombres con hábitos saludables.”
La subjetividad propia
de los textos argumentativos se manifiesta en numerosas ocasiones mediante
elementos modalizadores que expresan el punto de vista del emisor, por ejemplo:
1. Las modalidades
oracionales. Una de las más frecuentes
en los textos de carácter subjetivo es la interrogación retórica como la que
abre el texto que nos ocupa: - “¿Cómo es posible que la inmensa mayoría de las
chicas con delgadez severa estén satisfechas con su imagen?” Con ella se
implica al lector y se llama su atención, a la vez que se presenta el
tema. La interrogativa permite al
emisor, además, expresar su opinión y manifestar su posición de una forma muy
expresiva. En este caso el editorialista enfatiza su asombro ante los datos
recogidos en el estudio y deja claro su desacuerdo: esto no debería ocurrir.
2. La presencia del
emisor y del receptor. Aunque en el
texto se usa de forma general la tercera persona, en un momento de la argumentación
el editorialista usa la primera persona del plural incluyendo, de nuevo, al
lector en sus razonamientos: “El dictado de la moda cambia nuestros gustos
estéticos, los de las mujeres y los de los hombres.” Se produce así un efecto
generalizador que resulta argumentativamente eficaz.
3. El uso de un léxico
valorativo, especialmente adjetivos, cargados la mayoría de connotaciones
negativas que reflejan la opinión del autor (delgadez severa, sector más
vulnerable, de una manera desproporcionada, cánones dominantes, sacrificada,
insalubre...). Destacamos también sustantivos marcados negativamente como
riesgo, dictado, dictadura y los adjetivos que resaltan la importancia de los
datos aportados en el estudio y que sirven de base para la argumentación: este
revelador dato, otro dato preocupante.
4. El empleo de algunos
recursos retóricas, en este caso metáforas, que aportan expresividad a lo
enunciado: poner freno al dictado/dictadura de la moda, señalar con el dedo a
quienes...
5. La actitud subjetiva
es evidente, también, en el uso de elementos que indican expresamente la
opinión del emisor, la mayoría de las veces de forma clara: tras la necesaria
iniciativa...; hace falta... no se trata... sí se trata...; otras atenuando la
sensación de evidencia: Pretenden, seguramente.
Aún así la voluntad de
objetividad se observa en el uso generalizado de la tercera persona, en el
predominio de la modalidad enunciativa y en el hecho de reforzar las opiniones
con datos concretos y hechos ciertos. El
editorialista se dirige a un lector medio, no especializado, por ello el
lenguaje empleado es culto y cuidado, con presencia de ciertos cultismos
(insalubre, caso omiso, cánones), pero el estilo, en general, es claro y
sencillo.
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